El ocho veces intendente de Tartagal falleció un 14 de septiembre, en el año 1997, con licencia por enfermedad al frente del ejecutivo comunal, durante la dura crisis social y económico que atravesaba la región, con Mosconi haciendo punta con los piquetes. En homenaje a su memoria, la Terminal de Ómnibus lleva su nombre.
Al momento de fallecer contaba 75 años y el municipio estaba comandado interinamente por Ciriaco Benítez, e intervenido por el gobierno de Juan Carlos Romero; medida que también había adoptado para General Mosconi, en ese momento con Isidro Ruarte como jefe comunal.
“Esta es la razón por la que se debate si era o no intendente, y el tema volvió a salir cuando se puso su nombre a la Terminal”, contaron allegados a “Don Alberto”.
El deterioro de su salud había llevado al histórico intendente de Tartagal a tomarse una licencia médica en el año 1997, momento en que tiene lugar el estallido social y económico en la región, dando lugar a una serie de intervenciones en la ciudad de la que no quedó fuera incluso su hijo, Marcelo, que también ocupó la banca de Intendente.
“Don Alberto en una oportunidad afirmó que eran 8 sus intendencias (sumarían alrededor de 30 años de gestión) pero es parte de una época política controversial, donde también tienen lugar intervenciones, en donde entra lo legítimo y lo legal, pero no llegaría a los 30 años”, avanzaron.
Como dirigente de la ciudad, sus partidarios destacaron en todo momento el que fuese pionero en el intercambio comercial, cultural y social con Bolivia, al punto que figura entre los primeros que reivindicó la figura del Gral. Martín Miguel de Güemes como Héroe Nacional.
“Con esa idea, sin ninguna duda y contando la historia de valoración antes del revisionismo histórico, encargó 12 bustos de Güemes a un escultor y los fue repartiendo por Bolivia, en los viajes que hizo”, destacaron, “si hay plazas de Bolivia que tienen el busto del héroe gaucho, es porque los llevó Don Abraham”.
“Hay gente que dice que fue un atraso para Tartagal (…) en su momento, la ciudad merecía un intendente como él”, y a modo de ejemplo rescataron la construcción de la Escuela Subtte. Berdina en Tranquitas, proyecto que fue encarado por el mismo Abraham y luego reconocido por la provincia, “porque no podía haber una escuela municipal”.
Luces y sombras de Alberto Abraham se completan con su persona a bordo de una bicicleta “Hércules” color negro “muy patrón de estancia”, recorriendo los trabajos del personal municipal y verificando el cumplimiento de horarios, imagen por la cual todavía es recordado por los memoriosos de la ciudad.
Parte de las intendencias que ejerció transcurrieron durante la Dictadura Militar, pero hacia la década del 60 encabezó una toma del Regimiento, “por esto es considerado por algunos como un traidor y por otros, que no hizo la toma como correspondía”.
Tartagal no volvería a vivir un episodio así hasta la intendencia de José María Tarrés (promediando los 90), cuando el actual diputado provincial Lucas Cisneros (entre otros) pidieron la intervención municipal ante las puertas del RIMte 28.