Telam.- Restando poco más de dos meses para las elecciones generales en el país, el ministro de Economía de Argentina, Nicolás Dujovne; presentó su renuncia indeclinable al cargo y fue reemplazado por Hernán Lacunza, funcionario de la gobernadora de Buenos Aires; María Eugenia Vidal.
La salida de Dujovne abre el enorme interrogante sobre cual será la actitud ahora del organismo internacional, que pierde a su garante en el gobierno de Macri.
Además, con un agravante: el nuevo director del Fondo, el norteamericano David Lipton, siempre mantuvo posiciones más duras en lo fiscal que su antecesora, la francesa Christine Lagarde.
Lacunza sabe que no tiene tiempo. Este domingo convocó a todo su equipo a su casa a preparar ya el aterrizaje en el Palacio de Hacienda. Es un domingo interminable. Después de eso se juntó con Nicolás Dujovne y su ex funcionario y actual presidente del Banco Central, Guido Sandleris.
El ala política del Gobierno llevaba tiempo reclamando que se tomaran medidas que descomprimieran la economía a las que Dujovne se negaba sistemáticamente para poder cumplir con el déficit fiscal cero acordado con el FMI.
Lacunza tiene carácter fuerte y un sesgo fiscalista, pero deberá enfrentar una negociación con el FMI en términos muy desventajosos. Asume con un paquete de medidas en cuya elaboración no intervino, pero que en los hechos lo dejan ante un incumplimiento del programa acordado.
Todavía no está claro si reemplazará a los dos subsecretarios de Dujovne, confirmaron fuentes del gobierno nacional. Son dos cargos claves: El secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, a cargo de controlar el cumplimiento de las metas fiscales, que con el último paquete volaron por el aire y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, con la delicadísima tarea de conseguir financiamiento en un escenario imposible.
La decisión oficial de dejar correr el dólar hasta un punto en el que se rompieron los ratios de sustentabilidad de la deuda externa complicó la relación con el FMI.
Si a eso se suman las políticas adoptadas esta semana -que los privados estiman que hará sobrepasar el margen de 0,5% del PBI de flexibilidad que el Fondo había otorgado- lo más factible es que el segundo Acuerdo Stand By ya haya perecido, salvo que una vez más el organismo haga la vista gorda por una presión directa de Washington, en apoyo a Macri.
Por el momento, no está claro si Macri tiene la intención de pedir un nuevo waiver con el FMI o ir directamente a una renegociación profunda de la naturaleza del préstamo y solicitar uno del tipo de los Extended Fund Facilities (EFF).
Lacunza inicia con dos principales desafíos que aguardan. El primero es la renovación de Letras del Tesoro (Letes) por USDS 9.000 millones que deberá enfrentar Macri en los últimos meses de su mandato.
El otro lo aguarda este martes, cuando abran los mercados. Habrá que ver como procesan que Macri haya decidido dejar a Marcos Peña en su cargo. Con un agravante: Este martes el Banco Central deberá pagar USD 3000 millones a un grupo de bancos de Estados Unidos por un préstamo para reforzar reservas con garantía de bonos, pero con una cláusula de que si caía el precio por debajo de un umbral, había que pagar todo el préstamo.
Como agregado, este miércoles los gobernadores reunirán en el Comisión Federal de Impuestos (CFI) para rechazar el último paquete de medidas que desfinancia a las provincias. Lacunza empieza así tres meses que parecerán años.