La Escarapela, conocida también como cucarda, fue creada con los mismos colores de la respectiva Bandera Nacional a la que representa y que sirve como insignia distintiva para denotar un sentimiento de unidad ante determinados festejos y sentimientos patrios. Inicialmente se utilizó para distinguirse de los enemigos y fomentar el sentimiento de unidad y fuerza.
La Escarapela es el principal Distintivo Patrio, ya que no está comprendido en el Decreto 10.302 del año 1944; aún en vigencia; el cual no la reconoce como Símbolo Patrio. Para los ceremonialistas esta cuestión no deja de ser una injusticia, considerando que Argentina tiene un distintivo mayor, que es la Flor del Ceibo.
El origen de la Escarapela Nacional tiene varias líneas, pero la única documentada es la solicitud de Manuel Belgrano; entonces en Rosario instalando las baterías Libertad e Independencia; al Primer Triunvirato el 18 de febrero de 1.812; resaltando que era necesario uniformar el uso de un símbolo que los distinguiera del enemigo.
El Triunvirato accedió y por Decreto de Feliciano Chiclana, Manuel Sarratea, Juan José Paso y Bernardino Rivadavia el 18 de febrero, se la crea llamándola Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
“La escarapela es anterior a la Bandera Nacional“, remarcó José Cervantes; secretario de Ceremonial y Prensa del Concejo Deliberante de Tartagal; “el Triunvirato autoriza a usar una escarapela de colores blanca y azul celeste y el 27 de febrero, Belgrano crea la Bandera con esos mismos colores; colores que habrían utilizado los criollos durante las Invasiones Inglesas”.
Lo que no está corroborado; según se transmitió por varias décadas en el ámbito escolar; es que French y Beruti hubieran repartido cintas con estos colores el 25 de Mayo de 1.810; pero sobre el por qué de los colores todavía es motivo de debate, dada la fe que profesaba Belgrano por la Virgen María pero también pudiendo inspirarse en la familia Borbón, casa reinante en España que usaba los mismos colores.