Los presidentes Luis Arce y Alberto Fernández inauguraron este jueves 1 de junio la línea de Transmisión “Juana Azurduy de Padilla”, proyecto que se extiende de Yaguacua a Tartagal, realizado por la Empresa Nacional de Electricidad de Bolivia y las empresas ENDE Andina, Ende Transmisión y ETASA, esta última de Argentina.
El proyecto construyó 120 kilómetros de líneas de transmisión y las subestaciones Yaguacua (Bolivia) y Tartagal (Argentina), que tienen capacidad para inyectar hasta 120 megavatios (MW); además de puestos de transformación de 150 MVA de potencia (3×50 + 1×50 MVA) en 230/132 kV, instalados en subestación Yaguacua para reducir el nivel de tensión de 230 kV a 132 kV.
El 13 de marzo, Bolivia comenzó a exportar energía eléctrica a la Argentina a través de la Línea de Transmisión “Juana Azurduy de Padilla” en 132 kilovoltios (kV). El origen de la energía eléctrica a exportar lo tiene en la Termoeléctrica del Sur, en Bolivia. Del lado argentino y en esta línea, la Secretaría de Minería y Energía, junto con EDESA, CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista S.A.) y el Ente Regulador de Servicios Públicos, en colaboración con sus contrapartes bolivianas para continuar trabajando en la extención de electrificación en media tensión a diferentes localidades fronterizas.
Una línea sin regalías para Tarija
La puesta en funcionamiento de la línea Yaguacua-Tartagal sumó varias críticas y análisis negativos por parte de empresas, cívicos y cooperativas. El principal argumento es que para la exportación termoeléctrica quema gas que se pagará a precio de mercado interno boliviano, en una región que; pese a ser hidrocarburífera; no tiene regalías. (Gobierno de Salta/ElPais.bo)