El 16 de diciembre de 1975, el Dr. Pedro Enrique Urueña fue secuestrado en su casa de Tartagal en un procedimiento conjunto del Ejército y de la Policía de Salta. Posteriormente, fue fusilado y su cuerpo dinamitado. El móvil del crimen se relacionó con la labor política y social que desarrollaba. El ex 2° jefe del Regimiento de Infantería Monte 28, Ernesto Repossi y el ex director de Seguridad de la Policía de Salta, Joaquín Guil, recibieron cadena perpetua por el hecho.
El Tribunal Oral Federal 1 de Salta condenó a prisión perpetua este miércoles 18 de septiembre a Ernesto Alejandro Repossi (ex militar) y a Joaquín Guil (ex Comisario Jefe de Policía de Salta) por los delitos “privación ilegítima de la libertad, agravada por ser cometido por abuso funcional, violencia y amenaza, en concurso real con homicidio agravado por alevosía y el concurso de intervinientes, en grado de coautores” en perjuicio del Dr. Pedro Enrique Urueña, secuestrado de su casa en Tartagal el 16 de diciembre de 1975, en un procedimiento conjunto del Ejército y Policía.
El fallo fue unánime y por el tribunal que integraron Federico Santiago Díaz (presidente), María Alejandra Cataldi y Jorge Abelardo Basbus, dio lugar al pedido del fiscal general Carlos Martín Amad y del fiscal ad hoc Juan Manuel Sivila (Ministerio Público Fiscal). El juicio “Urueña II” había iniciado el 31 de julio y el 25 de septiembre (miércoles) se conocerán los fundamentos. Los jueces también declararon los hechos como “delitos de lesa humanidad”, cometidos en el marco del terrorismo de Estado que antecedió a la última dictadura.
Se probó que Urueña fue secuestrado en Tartagal por personal del Ejército y la Policía provincial, que luego fue ejecutado a tiros y dinamitado su cuerpo, el móvil del crimen vinculado con la labor política y social que desarrollaba la víctima como médico de la comunidad. Con testigos y prueba documental, la fiscalía probó la participación de cinco hombres que, vestidos de civil y en un auto Ford Falcón y con armas largas llegaron a la casa de la víctima, se identificaron como policías y, argumentando un allanamiento, se lo llevaron.
Los hombres condujeron por Ruta Nacional 34 hasta el camino a Paraje Balbuena (8 kilómetros al sur de General Mosconi), encrucijada donde lo ejecutaron a tiros y luego detonaron explosivos en su cuerpo. Partes del cuerpo del médico y una cápsula de bala servida calibre 9 milímetros fueron encontradas en el lugar. La viuda de Urueña aportó detalles de otros operativos donde su esposo fue víctima, ocurridos en diciembre de 1974 y en marzo de 1975; ocasiones en que estuvo en el penal de Villa Las Rosas (Salta Capital).
La fiscalía resaltó que Urueña, por su labor social y como militante en la Juventud Peronista, era blanco del aparato represivo, dada la fuerte influencia social en la región. Tanto la viuda como la madre de Urueña peregrinaron en búsqueda del médico, pero nunca fueron recibidas por los jefes del Regimiento de Monte 28, ni siquiera con una recomendación de otro jefe militar de Tucumán.
Finalmente, el 26 de diciembre del mismo año, un llamado anónimo le informó sobre una carta para ella que dejaban a media cuadra de su casa, cuyo contenido revelaba que su esposo había sido ejecutado en el camino al paraje a Balbuena por el denominado “Comando Libertadores de América”; misiva que, según la fiscalía, era una mentira de los responsables del asesinato, que pretendían ganar impunidad. La viudad remarcó que su esposo fundó varios centros asistenciales en Salvador Mazza, Coronel Cornejo, General Ballivián y General Mosconi.
Sobre Repossi, al momento de los hechos, tenía grado de Mayor y era el 2° jefe del Regimiento de Infantería de Monte 28 de Tartagal (RIMte 28), entre el 12 de diciembre de 1974 y el 15 de diciembre de 1976. La fiscalía le atribuyó haber ordenado y dispuesto la persecución e identificación previa de Urueña, como también su secuestro y ejecución en un “área libre”, para evitar interferencias con los ejecutores; como también de intentar ocultar los hechos y sus responsables.
Para los fiscales, el hecho fue ordenado y planificado desde la jefatura del Regimiento en Tartagal. Citaron la Causa 13/84, el histórico juicio a las juntas militares (acreditando la intervención del Ejército en secuestros y asesinatos) y recordó que el también ex jefe del RIMTE 28, Héctor Luis Ríos Ereñú, fue condenado en otro juicio como autor mediato del secuestro y homicidio de Urueña. En esa sentencia se establecía el gran interés del Teniente 1°, Luis Arnaldo Bruno (subalterno de Ríos Ereñú) del secuestro de la víctima y de la investigación posterior.
Las operaciones “antisubversivas” eran ordenadas por el jefe del área militar y Repossi no sólo debía ser puesto al tanto de las órdenes sino también de su sentido. Guil, quien era director de Seguridad de la Policía de Salta, vio ratificada la acusación por ordenar y disponer las acciones y omisiones, según una planificación criminal previa. La fiscalía le adjudicó el disponer de una “zona liberada” para que el secuestro de Urueña se desarrollara sin interferencias de otras fuerzas. Todo ocurrió a metros de la Comisaría del lugar y culparon a Guil de llevar a una investigación deficiente, provocando la impunidad de los responsables del hecho. (Ministerio Público Fiscal de la Nación)