Diario El Deber.- La devaluación del peso argentino y el real brasileño frente al dólar desató la alarma del sector privado, que pide la flexibilización del tipo de cambio. El Gobierno afirma que analiza la coyuntura con cautela. La presidenta de la Aduana Nacional, Marlene Ardaya, señaló que se teme es que se incremente “una fuga de dólares”.
Entre noviembre de 2011 y agosto de 2018, la moneda argentina se depreció frente al dólar un 835%, pasando de 4,2 pesos por dólar a 39,6 pesos por dólar, mientras que en el mismo periodo el real brasileño se depreció un 139%, pasando de 1,7 reales por dólar a 4,1 reales por dólar.
La situación en Argentina es más compleja, debido a que esta baja se presentó de manera abrupta en los últimos días de agosto, en que cayó un 20%, y provocó la alerta de los comercios argentinos en la frontera, tal como se evidenció en un recorrido en Salvador Mazza (Salta, Argentina), pero trajo también oportunidades para los importadores mayoristas.
En la frontera, la presidenta de la Aduana Nacional, Marlene Ardaya, señaló que más que el contrabando, lo que se teme es que se incremente “una fuga de dólares”, que se viene identificando con mayor frecuencia.
“Con relación al contrabando, han bajado en porcentaje los decomisos; en contraparte, se identificó que se incrementó la salida de dólares, que no son declarados y no pagan tributos”, lamentó.
Ardaya explicó que ante las restricciones de la importación en Aduana y la fluctuación de la moneda, lo más rentable para los especuladores es cruzar la frontera y cambiar dólares en el mercado negro, lo cual, de mantenerse la tendencia, puede llegar a afectar a la economía nacional.
En la fronteriza ciudad de Villazón (Potosí), que colinda del lado argentino con La Quiaca (Jujuy, Argentina), la devaluación del peso argentino representa para el comercio local la oportunidad de incrementar la importación de mercadería e inundar los mercados de abasto.
A más de 600 kilómetros de distancia, en Salvador Mazza (Salta, Argentina), la baja de la moneda trajo incertidumbre en los negocios locales, que este viernes último optaron por cerrar sus puertas, ante el miedo de vender sus productos a un precio más bajo de su cotización con relación al tipo de cambio vigente, debido a que por la caída abrupta del peso ya registraron sus primeras pérdidas.
Las pérdidas económicas se hicieron sentir incluso entre los cambistas que operan en el puente, a los que también tomó por sorpresa la devaluación.