La primera semana de Agosto se dedica a promover en todo el mundo el hábito de amamantar al bebé hasta los seis meses de vida. En el área operativa de Tartagal, el 80 por ciento de la población originaria alimenta con leche materna, en contraste con el 30 por ciento que se registra en las madres criollas.
La Lic. en Enfermería Natividad Escalante; del servicio de Neonatología del Hospital Juan Domingo Perón; recordó que la lactancia materna es el alimento primordial para el bebé durante sus primeros seis meses de vida. “Sobre todo para prevenir diarreas y enfermedades respiratorias”, resaltó, males que son la causa principal de mortalidad infantil en el mundo.
Del monitoreo que realizan los agentes de APS en el área operativa del Hospital Zonal se desprende que el 30 por ciento de la población femenina criolla amamanta a sus bebés, y en contraposición, en la población femenina originaria el porcentaje asciende al 80 por ciento.
“Entre las comunidades la costumbre es más arraigada porque saben que si no alimentan así al bebé, este puede morir”, resaltó la Licenciada.
“En la primera hora de vida, hablamos de la Hora de Oro. En ese tiempo es que el bebé y la madre hacen contacto; el llamado Imprinting (impronta); con el recién nacido en el vientre de su mamá y que se completa con el momento en que toma el pecho”, detalló la Licenciada.
El primer alimento que recibe; “incluso si no se le hace contacto con la mama, hay estudios que comprobaron como el bebé repta hacia el seno materno”; es el “calostro”, líquido que emana por dos o tres dias después del parto, hasta que se produce la “bajada” de la leche materna; y que se caracteriza por ser rico en proteínas y sales minerales, con una escasa proporción de lactosa.
“Ahí es cuando la madre empieza a pasarle al bebé los nutrientes y las defensas que necesitará. Apenas el bebé nace, se le colocan dos vacunas; BCG y Hepatitis B; pero hasta que generen los anticuerpos la leche materna es la que lo protege”, explicó.
Solo hay cinco casos muy puntuales donde la madre no puede amamantar: presencia de HIV, medicación fuerte por tratamientos específicos (mental u orgánico), cáncer, si fue derivada a terapia intensiva tras el parto, y si el bebé nació con alguna patología congénita.
Los beneficios de la lactancia materna también involucran a la madre, ya que reduce las probabilidades de padecer cáncer de mama y ovario, retrotrae al útero y ayuda también a recuperar su peso normal.
“Está comprobado que los adultos que tuvieron buena lactancia materna (se aconseja hasta los dos años como máximo) son más sanos, con vínculos afectivos más fortalecidos con sus madres, menos violentos y con mejor capacidad de aprendizaje“, continuó.
De igual manera, varios estudios comprobaron que un adulto alimentado con leche materna suele presentar tensión arterial más baja, menos colesterol y menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes tipo II.
“Todos conocemos el Carnet de Salud Infantil, donde se presenta la evolución del bebé en sus dos primeros años de vida. Sostener el cuello, mover la cabeza, son hábitos que potencia por tomar el pecho”, siguió, “con la mamadera, el bebé recibe la leche a través del orificio grande de la tetina, no realiza esfuerzo. Pero cuando tiene que tomar el pecho, tiene que hacer esfuerzo y así va trabajando los músculos del cuello y nuca, de manera que gana la fuerza para ir sosteniendo su cabeza (todos los seres humanos nacemos cabezones y con cuerpo chico) y después poder moverla”, cerró.