Llegada a Tartagal para impartir una conferencia taller para todo educador y personal administrativo, sanitario y judicial, la Lic. Patricia Visir detalló definiciones, mitos, indicadores de abuso y violencia, y el abordaje legislativo en nuestro país. “La violencia atraviesa todas las clases sociales”, ponderó y afirmó “la violencia se transmite intergeneracionalmente, es decir, de generación en generación”.
La conferencia inició con mitos que rodean al Maltrato Infantil y el abordaje a una realidad que muchas veces se minimiza desde lo social. “El maltrato se confunde a veces con medidas educativas”, comenzó diciendo, de allí a que “la mayor población en riesgo está representada por los niños y niñas menores de 6 años”.
Las razones detrás de este número responde a que los menores de 6 años; en su gran mayoría; no han iniciado el proceso de socialización fuera del ámbito familiar (escuela), no hablan (no pueden comunicar lo que ocurre) y son demandantes (limpieza, alimentación, consuelo); “por eso son tan vulnerables”, remarcó la licenciada Visir.
Los casos, sin embargo, no comienzan de un momento a otro y tampoco son extraordinarios. “El maltrato es un modo instalado dentro del sistema familiar (…) la violencia se transmite intergeneracionalmente, es decir, de generación en generación”, y en cuanto a si está relacionada con una cuestión de educación, enfatizó que “las clases bajas son las más miradas y en las otras clases, hay descreimiento de casos de los casos de violencia”.
Si desde la familia y el Estado no se generan políticas que aborden con seriedad lo que ocurre con la población más joven y vulnerable, una de las consecuencias más graves a la que puede llegar un maltratador y/o violento es el abuso infantil.
“En la violencia hay desigualdad de poder” y no se limita solo a lo físico, sino que también involucra el abandono (físico y emocional), maltrato emocional, explotación laboral (“el trabajo infantil no existe; es explotación”), Síndrome de Münchausen (simular enfermedades en el niño y ocurre en clases media-altas) y abuso sexual infantil (ASI).
“La forma más frecuente de ASI es el intento de violación; toqueteos, oralidad, etc.” presentó, “cuando se quiere minimizar se dice que se quiso pero no concretó y eso no es así”, y de la misma manera, rebatió uno de los mitos más difundidos. “La mayoría se da en el ámbito familiar (…) alguien en quien la familia o el niño o niña confiaban”.
Tampoco inicia de una manera abrupta, sino que hay todo un proceso (llamado “Dinámica Abusiva”) y van desde la creación de lazos hasta concretar el acto y continuar con una fase de “secreto” y develamiento, antes de pasar a la represiva (la víctima retracta lo ocurrido).
Un menor víctima de abuso sexual resulta a posterior con una “Discapacidad Emocional” e incluso cuando revelan lo que ocurrió, más que un relato, reviven el trauma (TEPT, Trastorno Estrés Post Traumático). “Con esto ya saben que no se debe minimizar un caso de abuso infantil, por todo lo que le tocó pasar”.
Por último, puede suceder que quien sufrió abuso no lo interiorice o calle, sino que lo maneje de otra manera, desembocando en prostitución en caso de las niñas.
No obstante, “el maltrato físico deja más secuelas que el ASI”, y un punto crítico es que “constituye el motivo de deceso más frecuente en los niños”.