El ex dirigente de ATE en Salvador Mazza; Rubén Moreno; repudió las declaraciones que vertió el propietario del taller donde fue agredido el fin de semana y aseguró que todo sucedió por un contratiempo de último minuto. “Yo tenía turno con otro taller para el arreglo de mi bocina. No pude encontrar el taller de otro especialista que me recomendaron y un taxista me señaló ese lugar, donde me golpearon”, contó. El caso recayó en la Fiscalía N°2 de Tartagal.
Moreno radicó denuncia promediando el mediodía del sábado. En su relato asentó que había llegado a Tartagal junto a sus hijas, a quienes dejó en el hipermercado de Ruta 34 y luego partió hacia un taller para un arreglo que necesitaba su camioneta. En ese trámite, aclaró que el turno lo tenía para el día anterior, pero dadas las condiciones de lluvia no se hizo presente y aprovechó el sábado. El tallerista, dado que tiene un espacio de trabajo a cielo abierto, no pudo realizar el arreglo esperado pero le recomendó un electromecánico de su confianza; en zona norte.
Hasta allí se dirigió Moreno, pero no pudo hallar el lugar. Un taxista le indicó un taller en cercanías, que fue el sitio adonde se dirigió. “Ahí me dijo el dueño que esperara, que fue por 10 a 15 minutos (…) aparecieron tres hombres, uno que casualmente conocía (apellido Barroso), el otro; el hijo; tenía un arma en mano”. Moreno estima que la intención fue robarle su camioneta; una Toyota Hilux 2015. A los golpes que le propinaron con el arma y la activación del alarma del vehículo, producto de pretender forzar la puerta del acompañante, le permitió salir del lugar y pedir ayuda a los vecinos.
“Golpeé en el portón de una casa (…) pedía que me dejaran pasar, que esa gente iba a matarme”. Una de ellos se negó, argumentando la peligrosidad de los sujetos; “usted no sabe con quién se metió”, le dijo la mujer; cuando de pronto llegó un móvil de Policía de Salta y una ambulancia. Moreno dijo también que a Barroso lo conocía desde el año 2002, de cuando era dirigente de ATE en Salvador Mazza y solía encargarle el arreglo de un auto que poseía entonces, en el taller de éste, en barrio Ferroviario. “Si no llegaba la Policía, (…) yo no estaría vivo (…) doy gracias a que alguien llamó, pero esta gente; de lo que me acusan; es vergonzoso; (…) son unos delincuentes”, cerró.