La Justicia Federal de Salta investiga un caso de trata de personas con fines de explotación sexual que conmociona por su gravedad y por las particularidades que lo distinguen de otros antecedentes. La organización criminal, integrada por al menos cinco personas, operaba en cercanías de un colegio secundario de la zona sur de la capital salteña, donde captaba adolescentes —algunas de ellas vírgenes— para ofrecerlas a clientes adultos en hoteles de la ciudad.
Cronología del caso
- 26 de junio de 2024: Una madre denuncia ante la justicia provincial que su hija de 16 años recibió mensajes sexuales en su celular, enviados por un remisero. En uno de ellos se hacía alusión a su otra hija, de apenas 12 años.
- Julio 2024: La causa es desestimada por la justicia provincial, pese al secuestro del teléfono del acusado. La organización continúa operando.
- Agosto 2025: Nuevas denuncias de madres alertan sobre movimientos de dinero y mensajes sospechosos en los celulares de sus hijas. Se detecta que un alumno de 16 años actuaba como intermediario, identificando a compañeras vírgenes y facilitando el contacto con el remisero2.
- 12 de septiembre de 2025: La Fiscalía Federal, a cargo del fiscal Eduardo Villalba, asume la causa bajo la hipótesis de trata de personas. Se formalizan las imputaciones contra cinco personas: un remisero de 63 años, tres hombres sindicados como clientes y el menor de 16 años.
- 16 de septiembre de 2025: La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) realiza cinco allanamientos. Se secuestran computadoras, celulares, juguetes sexuales, marihuana, documentación y un vehículo Volkswagen Voyage blanco, utilizado para trasladar a las víctimas.
El modus operandi
Según la investigación, el remisero se valía de la confianza de los padres para transportar a los estudiantes. En lugar de ello, captaba a las adolescentes y organizaba encuentros sexuales en moteles de la ciudad. Las tarifas eran escalofriantes: $60.000 por un beso, $80.000 por sexo oral y hasta $200.000 si la víctima aún era virgen.
El menor imputado, compañero de las víctimas, recibía dinero por identificar a las adolescentes vírgenes y facilitar su contacto con el remisero. Este último ejercía un control psicológico sobre las chicas, ofreciéndoles dinero, celulares y ropa de marca, pero también amenazándolas con “avisarles a los padres” si se negaban a participar.
La mirada judicial
El fiscal Villalba calificó el caso como “de una gravedad inusitada” y denunció que hubo alertas previas que “no fueron atendidas debidamente por los organismos del Estado”, lo que permitió que la organización siguiera operando y causara “daños irreversibles en niñas de 16 años”.
Además, destacó que el deseo de los clientes estaba íntimamente vinculado con la actividad del remisero, quien respondía a pedidos específicos y actuaba como organizador de los encuentros. “Este delito cosifica al ser humano, considera el cuerpo de la mujer como una alcancía”, expresó el fiscal en audiencia.
Estado actual de la causa
Los cinco imputados permanecen detenidos, con prisión preventiva para los adultos. La fiscalía continúa con las pericias y entrevistas en Cámara Gesell para identificar nuevas víctimas y posibles cómplices. El caso ha generado una fuerte reacción en la comunidad educativa y en organismos de protección de la infancia, que exigen respuestas urgentes y medidas de prevención.
