El alud de agua y barro sorprendió a los residentes de la ribera pasadas las 9 horas del 9 de Febrero de 2009. La lluvia comenzó alrededor de las 6 y sorprendió que pese a no ser de importancia, el río comenzó a crecer y a arrastrar cantidad de troncos y barro. El paso por el puente Packham se interrumpió a las 9.10 horas. Los vecinos evacuaron con rapidez ante el gran avance de las aguas. Tres víctimas fue el saldo. Rosa y Modesta Alfaro y un tercer cuerpo cuya identidad nunca se estableció.
A 10 años del desborde del Río Tartagal, persisten las cuestiones políticas y sociales que derivaron de la mañana del 9 de Febrero de 2009. Fue también la catástrofe que desembocó en la visita de la presidente Cristina Fernández de Kirchner a la zona, en un viaje no previsto que la llevó a recorrer los sectores más afectados junto al entonces intendente Sergio Leavy y el gobernador Juan Manuel Urtubey.
Informes posteriores, encargados para determinar las causas que llevaron al inusual fenómeno (pese a un antecedente registrado en 2006), concluyeron que la extraordinaria crecida; que transportó gran cantidad de agua, sedimentos y una sorprendente y abultada cantidad de árboles y ramadas, fue producto de “numerosos deslizamientos de laderas a causa de la lluvia; que desestabilizaron, removieron y llevaron grandes masas de roca, suelo y árboles hacia los cauces, donde el agua las movilizó masivamente hacia abajo en un proceso acumulativo de gran poder destructor”.
La conclusión; publicada por Franklin Adler en 2010; contradecía asi los argumentos de ambientalistas que atribuyeron lo ocurrido a la deforestación y actividad petrolera en la cuenca (tesis que no fue nunca desestimada del todo). Es “evidente el carácter natural del fenómeno y la alta vulnerabilidad de la ciudad, aspectos cuya conjunción provocó que un desastre natural afectara fuertemente a un ambiente humano”.
Desde el punto de vista geológico, se remarcaba que “la cuenca se caracteriza por suelos sobre rocas sedimentarias muy débiles, fuertes pendientes y una cobertura vegetal selvática”.
Tres fallecidos, 600 evacuados y casi 9 mil afectados en cuestión de dos horas fue el saldo de la crecida, que finalmente se consideró un fenómeno natural de naturaleza inusual, ya que en ese momento no se registraba deforestación masiva en la cuenca y la extracción maderera fue localizada y selectiva; como también se remarcó que la expansión del área sojera a costa de los bosques nativos existía, pero desarrollada hacia el Este de Tartagal, en la llanura.
Tampoco se observaron procesos erosivos generalizados a partir de las obras de accesos y pistas de gasoductos ni otros caminos que penetran en la cuenca.
Los deslizamientos producto de las lluvias de la fecha, cierra ya el informe, establecía que “tales deslizamientos no se originaron en acciones antrópicas y fueron producto de la concurrencia de factores naturales desfavorables como lo son suelos sobre sustratos rocosos débiles, laderas de fuerte pendiente y saturación por un importante milimetraje de lluvia en los días previos rematado por una intensa precipitación en lacuenca media desencadenante de los deslizamientos masivos múltiples del día 09 de Febrero de 2009 (..) “cicatrices” se observan en las laderas y aparecen en la foto de Google Earth previa a ese día y con mucha mayor frecuencia se aprecian en la imagen Spot de cuatro días después”.