A las 01 horas de esta madrugada, se levantó el bloqueo que llevaba adelante la Asociación de Bagalleros. Se pactó una reunión con fecha límite el 25 de marzo, dejándose asentado en un acta que firmaron con autoridades del Ministerio de Economía de Bolivia y en la que se compromete la presencia de funcionarios de Senasa de Argentina. La reunión se concretó en Tarija, finalmente.
»Reunión en Tarija (Crédito foto: diario El País) – Click en imagen para acceder al Acta
De acuerdo con el informe del periodista Raúl Costes, el bloqueo se levantó a las 01 hora argentina en esta madrugada, y lentamente, el tránsito de uno y otro lado de la frontera comenzó a normalizarse.
El cierre de la frontera había iniciado el lunes 13 a las 00 horas y hasta ayer miércoles, se habían contabilizado más de 400 vehículos; entre camiones y particulares; varados a uno y otro lado del Puente.
Ayer miércoles se desarrolló la esperada reunión entre los bagalleros y las autoridades de Economía, desde las 11 (hora argentina) hasta las 20. La Asociación; encabezada por Ángel Paniagua; se opone a que ellos deban trabajar bajo “Régimen de ínima Cuantía”; en donde pagan el 10 por ciento de arancel; y que los grandes exportadores lo hagan bajo el “Régimen General”, con Arancel 0.
En la reunión, según difundió la prensa boliviana, los bagalleros plantearon la aplicación de un arancel igualitario para ambas partes.
En la voz del gerente regional de la Aduana Nacional, Paul Castellanos, se llegó a un acuerdo y se firmó un acta en donde se comprometen a levantar las medidas de presión. Esto, en base a que se confirme una reunión para tratar lo que ellos reclaman, con fecha límite el 25 de marzo, de manera que Paniagua calificó este tiempo de espera como un “cuarto intermedio”.
Hasta el 31 de diciembre de 2016 estaba en vigencia un decreto que difería la aplicación del gravamen arancelario de importación de harina y trigo, pero desde este año se reincorpora la vigencia del arancel, que es un 10% sobre el valor que se le tiene que sumar a la importación.
La medida implica que la importación sea más costosa, sin atractivo para las operaciones de los importadores, y allí radican su protesta, porque ven afectado sus trabajos al no haber productos para pasar.